Si tuviera que quedarme con sólo una razón del por qué fui capaz de aprender inglés por mi cuenta, esa razón serían mis hábitos de estudio. Lo sé, los hábitos de estudio es algo que se nos viene repitiendo desde que tenemos memoria, pero en realidad pocas personas saben lo que son.
La motivación dura poco, lo que quedan son los hábitos. Esta es una frase que se me quedó grabada por lo cierta que es. La disciplina del comportamiento humano y los hábitos nos han enseñado que las personas somos nuestros hábitos. Si tienes una dieta sana y haces ejercicio habitualmente, lo más probable es que seas muy saludable. Si ahorras más de lo que gastas y cuidas mucho tu dinero, lo más probable es que seas financieramente estable, y así en un sinfín de otras situaciones.
Con el inglés no es diferente. Las personas que estudian y practican el idioma constantemente durante años, son las que terminan hablando inglés. Suena simple, pero muy pocos son capaces de lograrlo.
Sabiendo esto ¿Cómo desarrollamos una rutina para que el estudio de inglés se convierta en parte de mi vida? y ¿Cómo lo hacemos de tal forma que no se convierta en algo tedioso, sino que entretenido?
Una razón importante
Si no tienes una razón importante para aprender inglés, no invertirás tu tiempo, energía ni dinero para aprender.
No sabes cuantas veces he escuchado a personas, ya sean colegas, amigos o conocidos que me dicen ‘este año voy a aprender inglés’ o ‘el inglés es súper importante para mi trabajo así que necesito aprender’ y cuando llega fin de año les pregunto cómo les fue, sus respuestas siempre tienen que ver con la falta de tiempo, de dinero o (inserte su excusa aquí).
La verdad es que ninguna de esas personas aprendió inglés o le dedicó tiempo porque nunca fue realmente importante, no hubo ninguna razón de peso para ponerse a estudiar inglés. En la mente de ellos aprender inglés era algo que sonaba interesante en teoría, pero al momento de ponerlo en práctica se dieron cuenta que no tomaría 1 semana en aprender y por lo mismo, lo dejaron de lado.
Antes de armar una rutina de estudio a prueba de todo, ponte a pensar por qué quieres aprender inglés. Si tienes una razón importante ya tienes una ventaja enorme por sobre el resto, y si aún no la tienes, sigue buscando hasta que la encuentres.
Tu razón no tiene que ser necesariamente algo tan complejo como por ejemplo irte a estudiar al extranjero, perfectamente puede ser algo como ‘leer un libro en inglés o ser capaz de ver mi serie favorita sin subtítulos’. Lo importante es que tu objetivo sea claro, esa será la diferencia entre aprender o no.
Lugar donde estudias
Elegimos un lugar con poca distracción en nuestra casa, y en un horario donde nadie nos moleste para estudiar.
Está comprobado que si quieres enfocarte en algo con toda tu capacidad, es necesario que elimines distracciones. Para estudiar inglés esto no es la excepción.
Mi consejo es que elijas un lugar donde haya silencio, en un horario donde nadie te moleste y donde tengas energía para estudiar. Generalmente esto es en la mañana, aunque yo conozco varias personas que se pueden concentrar en la noche sin ningún problema, tu sabes que hora es mejor para ti.
Empezar de a poco
Partimos estudiando pocos minutos, y vamos subiendo la intensidad durante varias semanas. Este concepto es sacado del entrenamiento físico y se llama Progressive Overload (sobrecarga progresiva)
En la imagen ves como el hombre comienza a entrenar levantando un novillo (cría de vaca) desde que es un bebé hasta que se convierte en adulto. Si te das cuenta el hombre cada vez se va haciendo más fuerte a medida que el novillo va creciendo, porque sus músculos se van adaptando a levantar un objeto más pesado de forma gradual.
La idea anterior se adapta al aprendizaje del inglés de forma perfecta. Lo que quiero que hagas es que vayas incrementando la dificultad de tus sesiones de estudio gradualmente, y que no intentes aprender algo muy complicado cuando recién estás partiendo.
Mi recomendación en cuánto a contenido en inglés que aprender es la siguiente:
Aprender a pronunciar, luego escuchar agudizando tu oído, aprender vocabulario y al final ponerte a crear frases de baja, mediana y alta complejidad. En ese orden.
Conclusión
La clave del aprendizaje del inglés es hacerlo un hábito y parte de tu vida. Cuando lo logras, no se siente como algo que ‘tengas que hacer’, sino que algo que simplemente haces, como lavarte los dientes o ir al supermercado.
No te preocupes por el tiempo que esto se puede tomar, va a variar de persona a persona. Lo que te quiero pedir es que pongas en práctica las ideas que aprendiste hoy, y cuando lo hagas verás tus resultados cambiar.
Un abrazo.